Uso y aplicaciones terapéuticas:
Las formas mas comunes de empleo del aloe son su uso externo, mediante geles y cremas, y la administración vía oral normalmente en forma de jarabes o zumo. El sistema primitivo de aplicación directa consistía, simplemente, en presionar la hoja cortada al medio en sentido transversal contra la zona lesionada, y mantenerla allí durante unas minutos.
Algunas de sus aplicaciones terapéuticas son:
Contrarresta la acción de las bacterias dérmicas.
Disuelve los depósitos grasos que obstruyen los poros.
Destruye las células muertas, permitiendo su eliminación, y regula el pH en las tres capas de la piel (epidermis, dermis e hipodermis).
Protege y regenera la dermis, ejerciendo sobre la piel una profunda acción bactericida, humectante y de limpieza.
Funciones antisépticas y cicatrizantes, ya que con sus nutrientes naturales ayudan a la regeneración de las células de todas las capas de la piel.
Anti-inflamatorio, analgésico, antiviral, antitóxico.
Hidrata en profundidad y es muy útil en pieles sensibles y estropeadas.
Recomendable en irritaciones, quemaduras, picaduras de insectos, heridas superficiales superficiales, erupciones, eccemas, ... al acelerar el proceso de restauración celular.
En el acné juvenil, elimina la infección de los poros.
Por su acción anti-inflamatoria y analgésica, es ideal para su utilización local en articulaciones en proceso inflamatorio; así como artritis, reumatismo y dolor muscular.
Se puede utilizar como tratamiento del cabello por sus agentes nutritivos, ya que proporciona suavidad, resistencia y flexibilidad.
Contribuye a alisar las arrugas, reducir el tamaño de los poros y es excelente como filtro solar, al proteger de sus efectos nocivos.
Ayuda a prevenir las quemaduras solares y también es muy efectiva para aliviar la piel que ha estado mucho tiempo expuesta al sol.
Se reducen las manchas oscuras de la piel y soriasis aplicando tres veces al día durante varios meses. Los resultados no son rápidos, pero sí definitivos.
Es un estimulante biogénico que activa y vivifica las células de la piel.
Excelente para cuidados del cutis (arrugas, tonalidad, textura, etc.). Su uso tonifica los tejidos flojos, las arrugas se suavizan y tienden a desaparecer.
Aplicaciones internas:
Cuando la pulpa del Aloe Vera vaya a ser consumida internamente se podrá separar de la corteza del modo indicado, con la cuchara, o bien se pelará la hoja con el cuchillo cortando seguidamente la pulpa en cubos, con cuidado de que no queden trozos de corteza para evitar su sabor amargo. Aunque el sabor de la pulpa no es desagradable, ciertamente su aspecto mucilaginoso la hace muy poco apetitosa e incluso, para algunas personas, algo repugnante. Hay quienes prefieren molerla en una licuadora y tomarla mezclada con zumos de fruta o con miel, mientras que otros la toman en ensalada o directamente mordiendo la hoja recién pelada.
Para conservarla se molerá inmediatamente después de pelada la hoja, guardándola después en el frigorífico. De este modo conserva sus cualidades medicinales por lo menos durante dos semanas. En caso de que su color se hiciera más obscuro ello indicaría que el proceso de oxidación ha comenzado ya, por lo cual se deberá desechar.
En los casos de problemas bucales, llagas, heridas por extracciones, gingivitis o estomatitis, se molerá la pulpa, manteniendo el gel en la boca todo el tiempo que sea posible y procurando que permanezca en contacto con la zona afectada.
Aplicaciones externas:
Aplicación directa: Corte los bordes de la parte de la hoja de aloe que vaya a utilizar en este momento, a fin de eliminar las espinas. Seguidamente parta la hoja longitudinalmente por la mitad.
En la utilización externa se ha observado que los efectos son mucho más rápidos y contundentes cuando se aplica un trozo de hoja sobre la zona afectada, con la pulpa en contacto con la piel pero sin desprenderla de la corteza. Para mantenerla en su lugar se puede utilizar una venda o esparadrapo.
Cuando por las características de la lesión a tratar no sea posible mantener la corteza, se podrá extraer la pulpa con una cuchara, machacándola o moliéndola seguidamente para facilitar su aplicación. Antes de aplicar la pulpa es muy importante lavar bien la zona de la piel en la que se va a utilizar. Estudios realizados por el Dr. Ivan E. Danhof han demostrado que el áloe penetra en la piel al menos cuatro veces más rápido que el agua. Ello le confiere una gran utilidad cuando es combinado con otros elementos nutritivos o curativos, pero es muy importante lavar cuidadosamente la piel antes de utilizarlo -sobre todo en las heridas y quemaduras- pues de lo contrario podría introducir en el cuerpo la suciedad, las impurezas e incluso las bacterias y microbios acumulados sobre la piel. Las aplicaciones se pueden repetir cada hora, lavando siempre la piel antes de cada nueva aplicación.
En las quemaduras es importante recordar que cuanto antes se atiendan más rápida será su cura y menores las cicatrices. Se deberá aplicar generosamente pulpa de aloe vera machacada o una buena crema comercial de áloe, varias veces al día.
En caso de quemaduras de cierta importancia es conveniente refrescar la zona afectada con agua corriente durante 15 o 20 minutos. De este modo se logra bajar la temperatura de la piel, impidiendo que siga quemándose por sí sola. Esta simple medida, junto a la siguiente aplicación del aloe vera, harán que la curación sea rápida y completa.
Para evitar las quemaduras de sol (y el consiguiente riesgo de contraer cáncer de piel) es conveniente aplicarse una buena crema de aloe al menos 20 minutos antes de exponerse a los rayos solares y, como siempre, asegúrese de que dicha crema contiene realmente un buen porcentaje de aloe vera.
En algunas ocasiones el uso externo de la pulpa de Aloe Vera puede resecar la piel excesivamente, lo cual podría resultar contraproducente en caso de ciertas enfermedades cutáneas. Para solucionar este problema se puede mezclar con aceite de oliva o de almendras dulces, o bien se recurrirá a una buena crema comercial de Aloe Vera.
Alergias:
Según un informe publicado en 1980 por los doctores Morrow, Rapoport y Strick, menos de un 1% de la población es alérgica al Aloe Vera. Ciertamente es una proporción muy baja si la comparamos con algunos medicamentos o incluso con alimentos bastante comunes. Pero podría darse el caso de que estuviera Vd. comprendido dentro de ese casi 1%. Por ello es aconsejable que antes de tomar o de aplicarse externamente la pulpa de aloe vera o algún producto comercial a base de aloe, compruebe que no va a sufrir reacciones desagradables de tipo alérgico. La mejor manera es aplicarse un poco de Gel de Aloe o de Pulpa recién extraída de la hoja en algún lugar donde la piel sea fina, como por ejemplo en la parte interna del brazo, o detrás de la oreja. Si durante la hora siguiente no experimenta ningún tipo de comezón ni de erupción cutánea, ello indicará que no es usted alérgico al áloe. Si por el contrario se presentaran dichas reacciones desagradables, puede ser que el Aloe Vera no sea adecuado para usted. No obstante, si efectuó la prueba con algún producto comercial será conveniente que la vuelva a realizar otro día con pulpa de Aloe Vera recién cortada, pues podría darse el caso de que la alergia no fuera generada por el propio áloe sino por algún producto utilizado en el proceso de conservación o estabilización.
Alergia a los sulfitos.- Quienes sean alérgicos a los sulfitos deberán abstenerse de tomar gel o jugo de Aloe Vera comercial, pues son muchas las marcas, aunque no todas, que utilizan esta substancia como conservante sin advertirlo en la etiqueta.
Advertencias finales:
Tanto quienes utilizan el Aloe Vera con asiduidad, como quienes lo cultivan, lo procesan, lo venden, o escriben sobre él saben que posee cualidades extraordinarias, pero también tiene sus limitaciones. En los Estados Unidos es muy común que quienes comercializan directamente productos de áloe vera manifiesten que su compañía no proclama ninguna de sus supuestas cualidades curativas, pero seguidamente suelen relatar alguna cura casi milagrosa ocurrida personalmente a ellos o algún familiar o conocido suyo. Aunque dichas curas pueden ser reales, ello no significa que siempre sean repetibles. El Aloe Vera no es un cura-lo-todo, sus efectos benéficos pueden variar de unas personas a otras y, por supuesto, dependerán de la calidad del producto o de la hoja utilizada.
Si compra gel de áloe vera para uso interno averigüe antes cual es su contenido de polisacáridos mucilaginosos (algunas veces denominados mucopolisacáridos o incluso MPS). Si la etiqueta no contiene esta información, no lo compre. Busque un producto que contenga al menos 12.000 mg. de polisacáridos por litro. Recuerde que la cantidad recomendada para las personas sanas es de 1.200 mg. de polisacáridos al día. Los enfermos deberán tomar al menos 3.000 mg. diarios de polisacáridos de áloe o mucho más si la enfermedad es grave.
Las mujeres embarazadas deberán utilizar el Aloe Vera con prudencia, ya Paracelso decía que “tomado durante cierto tiempo puede provocar evacuaciones menstruales”, por lo que podría causar el aborto.
En caso de enfermedades graves, no interrumpa por iniciativa propia el tratamiento médico que esté siguiendo para probar con el áloe vera. Si cree usted que el áloe vera le podría ayudar, consulte antes con un médico naturista y expóngale sus razones. Realmente, nada le impide utilizar el áloe vera como complemento a su tratamiento médico actual. Salvo en el caso poco probable de que sea usted alérgico a ella, la maravillosa “planta que cura” tan sólo le reportará beneficios.
Las enfermedades son procesos a ser tratados íntegramente en su origen, síntoma y evolución hasta su total sanación. |